martes, 28 de junio de 2011

El poder de la mente

Y acá estamos, son las 8:21 am, estoy frente al teclado escribiendo esto en vez de una monografía sobre la rigidez de la constitución que, según una exquisita planeación del tiempo realizada el fin de semana, ya debería estar terminada.
Y es en este momento en que me pongo a pensar en el maravilloso poder de la mente. Esa cualidad magnífica que tiene para compartimentar el tiempo disponible, asignarle actividades y lograr que todo funcione como una rueda aceitada de un reloj suizo.
Sin embargo, nada sale como estaba estipulado A MENOS QUE se alineen los planetas y dos elementos independientes se copen y colaboren: estoy hablando de la energía y de la voluntad (sobre todo de esta última)
Por suerte hoy en día contamos con suficientes estímulos para poder mantenernos despiertos mucho tiempo y así poder invertir las horas que le robamos al sueño (y que cada vez menos le podemos devolver) en actividades que, por más que nos interesen, ya nos tienen hartos y al límite de la locura. Pero cuando Morfeo se cansa, nos manda a sus mullidos matones y nos cobra todo al contado, sin importarle lo que hayamos invertido para poder evitarlo.
Por otro lado, la voluntad, nuestra más escurridiza amiga, generalmente para esta altura de las cosas decide encauzar su propia reserva energética en cosas no necesarias (o urgentes, mejor dicho). Limpiar la casa, arreglar una puerta que hace meses estaba al costado, limpiar sábanas A MANO, improvisar recetas... Todo se vuelve posible y deseable de realizar, al contrario que la monografía para la cual ya reunimos bastante material y a la cual sabemos que le van a dar la misma bolilla que a un programa de política en Utilísima, por lo que no tendríamos que exigirnos tanta calidad en la elaboración.
¿Cómo seguirá esta historia? Después de desayunar les cuento.

jueves, 28 de abril de 2011

Stadtaffe!

Bueno, hoy escribo para dejar un disco que estuve escuchando muy seguido hace unas semanas porque me pone de buen humor, excepto estos últimos días que ando bastante bipolar, jaja.
El muchacho -u hombre, porque tiene 39 años- que canta, es un berlinés que se hace llamar Peter Fox. No sé mucho de él, de hecho solo escuché este disco -porque no tiene otro como solista- pero estuve leyendo y comenzó su carrera musical en 1998 en un grupo alemán de reggae (bizarro) llamado Seeed, con el cual sigue trabajando creo, lean en el link.
En el 2008 sacó su album solista, al que le estamos dedicando esta entrada, llamdo Stadtaffe (mono de ciudad). Si hubiese que ponerse exquisito y cataloguista, cosa que no me gusta mucho hacer con la música (soy un poco antigénero), se podría decir que este disco está dentro del dancehall, subgénero del reggae. Por ejemplo, el sencillo del album "Alles Neu" (Todo Nuevo) es bastante hiphopero pero tiene violines y mucha percusión (bueno, supongo que por ahí andará lo de dancehall), lo mismo pasa con "Kopf Verloren" (Cabeza Perdida). Después tenemos el único tema lento del disco "Ich Deine Steine, Du Steine" (les debo la traducción) que es bastante sinfónico. Ahora, mientras lo estoy escuchando, le encuentro ritmos del reggaeton, pero europeos. Diganme si no vale la pena escucharlo solo porque es algo bastante raro.

Acá les dejo un video:
http://www.youtube.com/watch?v=DD0A2plMSVA

Y acá el disco:
http://www.megaupload.com/?d=FLFUK282

Bueno, eso es todo. Si por esas casualidades estás leyendo esto y no sos Ceci, dejate un comentario, no seas paja =).Enlace

sábado, 23 de abril de 2011

A day in a life

A veces me pregunto: ¿por qué carajos no me puedo poner a estudiar? ¿por qué si no la cago en serio la cago a propósito? ¿es falta de voluntad, falta de inteligencia, falta de vocación? ¿es ADD? ¿qué es?
Uno dice, bueno, mañana me levanto a las 9. Suena el despertador y nada, te despertás para apagarlo (y para hacer de despertador) con mucho sueño. Eso es por dormirte a las 2 de la mañana, claramente. Una pequeña parte de vos, a very tiny part, te dice: "bueno, dale, activá" mientras el resto se vuelve a acomodar en un placentero sueño y vos estás ajustando el despertador para dentro de una hora -o dos-. Y así se hacen las 11, en dónde vos decís: "bueno, ahora dormí bien entonces me puedo poner a estudiar", pero no, estás en uno de esos períodos de tiempo en los que hacer lo que tenés que hacer no es compatible con tu persona.
Te levantás, desayunás en frente de la compu (wrong), prendés la música, abrís el msn, facebook, hotmail y todo tipo de distracción cybernética que te puede tener horas y horas atrapado mirando el monitor como un zombie. Y así pasan las horas, el mediodía y llega la tarde entonces decís "me fui al carajo (de nuevo), me pongo a estudiar! aunque sea a leer en la cama" (worse). Todos sabemos, o mejor dicho, vos sabés perfectamente bien que si leés en la cama te dormís... entonces hay que suponer que en realidad no tenés ganas de estudiar.
Una vez sabido eso, te dormís un rato esperando despertarte con ganas. Nothing happens, of course. Entonces tratás de alejarte de todo lo que te distrae (o sea, te alejás en un radio de 3 metros de la computadora) y te vas a la terraza. Ahí hay sol, hay viento, es un lindo día y además ¿qué te puede distraer? La respuesta: vos mismo. De repente te das cuenta que estás pensando en cualquier boludez mientras te quedás mirando fijo las ramas del árbol que suben desde la calle.
Llegás a sentimientos encontrados ahí: por un lado sabés que si no tenés ganas no vas a hacer nada y por el otro sabés que si no hacés nada te va a pesar en el resto de los días. Entonces, y acá viene el quid de la cuestion ¿cómo hacemos para no hacer nada sin consecuencias o hacer algo sin distracciones? Al fin y al cabo no podés deshacerte de vos mismo...